Entre «ser feliz» y «tener razón», elijo lo primero. Porque he descubierto que tener la razón es el peor de los desgastes, es una trampa mortal que te quita el sueño intentando corregir a todo el mundo y enseñarles como tienen que ser las cosas. ¡Agotador!
«Soltemos amarras y dejemos alegremente que el aliento de Dios dirija nuestra vida»